viernes, 5 de agosto de 2016

F. Ossendowski - Bestias, Hombres y Dioses


En esta sabiduría el viejo Mongol, pastor simple y tosco, me habló.

Mongolia, con sus montañas peladas y terribles, sus llanuras ilimitadas, sembradas por los huesos esparcidos de los antepasados, dio nacimiento al Misterio. Su pueblo, asustado por las tormentosas pasiones de la Naturaleza o arrullado por su paz cadavérica, siente su misterio, y los 'Lamas Rojos y Amarillos', lo preservan y poetizan. Los pontífices de Urga y Lhassa conocen y poseen su misterio.

En mi viaje a Asia Central vine a conocer por primera vez "el Misterio de Misterios", que no puedo llamar por otro nombre. Al principio no le presté mucha atención ni le concedí la importancia que más tarde me di cuenta que tenía, cuando hube analizado y comparado muchas pruebas esporádicas, vagas y con frecuencia sujetas a controversia...

"¿Ha visto alguien al Rey del Mundo?" - pregunté.

"¡Oh, sí! contestó el Lama. "Durante las fiestas solemnes del Budismo primitivo en Siam y la India, el Rey del Mundo apareció cinco veces. Ocupaba una carroza magnífica tirada por elefantes blancos, engalanados con finísimas telas cuajadas de oro y pedrería; iba vestido con un manto blanco y una tiara roja, de la que pendían hilos de brillantes que le tapaban la cara. Bendecía al pueblo con una manzana de oro que tenía sobre ella la figura del Cordero..."

"¿Cuántas personas lo han visto?" - le pregunté.

"Muchas" - contestó él Lama -, "pero todas han guardado secreto de lo que vieron allí. Cuando los Olets destruyeron Lhassa, uno de sus destacamentos, recorrieron las montañas del Sudoeste, penetrando en los alrededores de Agharti. Allí aprendieron algunas ciencias menos misteriosas y las trajeron a la superficie de nuestra Tierra. Esta es la razón de porqué los Olets y los Kalmukos son magos y profetas tan hábiles. También desde la region oriental algunas tribus de raza negra penetraron en Agharti y allí vivieron varios siglos. Más tarde fueron expulsados del reino y regresaron a la tierra, trayendo con ellos él misterios de las predicciones a través de los naipes, las hierbas y las líneas de palma de la mano. Son los Gitanos... En algún lugar, en el norte de Asia, existe una tribu en vías de desaparecer que vino de la caverna de Agharti, hábiles en llamar a las almas de los muertos cuando flotan en el aire"

lunes, 1 de agosto de 2016

Nagore Saint's

Músicos de origen indio-musulman que siguen la tradición sufí (tasawwuf) pertenecientes al estado de Tamil Nadu, al sur-este de la India. Las letras son una mezcla del idioma local tamil junto con el árabe y el estilo de música que interpretan es el Qawwali.


El Sayh 'Abd al-'Azîz ad-Dabbâgh y la lengua Sûryâniyya


"En el esoterismo islamico, un sufí marroquí que vivió en Fès a finales del siglo XVII y a comienzos del XVIII, el Sayh 'Abd al-'Azîz ad-Dabbâgh, a dicho que las "Gentes de la Asamblea" (Ahl al-Diwan), es decir los iniciados musulmanes que han alcanzado el grado del "estado primordial", grado que les permite pertenecer eventualmente a esta "Asamblea iniciatica", abandonan la lengua sagrada de su tradición, a saber la lengua arabe, para comunicarse mediante la lengua Sûryâniyya, la "lengua solar", es decir la "lengua universal" de la Tradición primordial. Esta lengua "solar", que es la lengua sagrada del Centro Supremo, o del "Paraíso Terrestre" si se quiere, es calificada simbólicamente de "adamica". Ella no es ni una suerte de vestigio fragmentario de una civilización desaparecida que habría sobrevivido por intermediario de los Árabes, ni evidentemente una invención pura y simple.

El Sayh 'Abd al-'Azîz ad-Dabbagh, que a relatado de manera detallada su propia realización del "estado primordial" formando parte él mismo de la "Gente de la Asamblea", conocía directamente esta lengua "solar". Sus explicaciones orales sobre la lengua primordial que "fluye en todas las lenguas como la savia fluye por los tejidos de un árbol" y de la cual una de las primeras lenguas que se derivan "es la lengua de la India", han sido consignadas por su discípulo Ahmad Ibn al-Mubarâk en un manuscrito titulado kitâb adh-Dhahab al-Ibriz min Kalam sayyidi 'Abd al 'Azîz (El libro del Oro nativo proveniente de la palabra del maestro 'Abd al-Azîz) que se encuentra hoy en día accesible en forma impresa y traducida al francés bajado el título Paroles d'or Kitâb al-Ibrîz".