martes, 15 de noviembre de 2011

La Doctrina de los Estados múltiples del Ser en el Cristianismo

Un fragmento del artículo "la doctrina de los estados múltiples del ser en el cristianismo" de Michel Valsan, en donde se muestra cómo en efecto Santo Tomás deja abierta la posibilidad de la existencia y continuidad de los "estados múltiples del ser" en la doctrina teológica católica.

Esta teoría de los estados múltiples del ser fue elaborada por Rene Guenon y constituye la piedra de toque de toda verdadera doctrina metafísica. Así pues, se plantea la posibilidad de que en la doctrina teológica cristiana esté implícito la idea de una continuidad entre las bestias, los demonios, el ser humano, los duendes, los seres mitológicos y los ángeles, tal como de hecho sucede en las doctrinas que son de naturaleza metafísica. Todos estos múltiples estados se ecuentran conformados o existen en una "jerarquía de grados" que es la Existencia Universal.  

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"La concepción de los estados múltiples, tanto en teología como en algunas ciencias o especulaciones particulares atestigua la existencia de los Daimons, de los Genios, de los Djinns buenos o malos, que se sitúan entre el ángel y el hombre; igualmente, pueden considerarse aquí los seres "engendrados" entre un ángel y un hombre o entre un djinn y un hombre (Éste era, según algunos, el caso de Bilqis, la Reina de Saba; era también el caso de Merlin el encantador. Pero esta forma de nacimiento existe en cualquier modo y siempre permanece posible con esta precisión: cuando el padre es hombre y la madre de la especie de djinn, el nacimiento tiene lugar entre los djinn, e inversamente, puesto que es la naturaleza de la madre la que asigna el lugar específico).

En cuanto a lo que afecta a los grados entre el hombre y el animal, hay igualmente seres que participan del uno y del otro; no podemos insistir, pero recordaremos seres míticos como los Centauros, la Sirenas, etc., cuyas "facultades" pueden ser a veces semejantes a las del hombre: Quirón fue el maestro de Aquiles. Se dirá alegremente que eso son "fábulas de los antiguos", como si no pudiese decirse algo semejante de todo lo que se refiere a los Ángeles y Demonios. No es precisamente a los interpretes modernistas de Santo Tomás o de Dante que uno podría pedir el admitirlos, pero se les puede hacer observar su grotesca contradicción cuando ellos mismos aceptan por otra parte la "evolución de las especies", puesto que ello supone por su parte el reconocimiento, aunque sea de un modo irregular, !de una continuidad de los estados del ser a través de la continuidad de las formas de las especies!

En cambio, la "similitud" entre el ángel y el hombre, y entre el hombre y la bestia, de la que habla Santo Tomás precisándola para los "casos extremos", puede explicarse bien en el sentido de la doctrina de los estados múltiples del ser, y para ello es necesario señalar de entrada que la perspectiva desde la que esta cuestión es abordada por Santo Tomás es un tanto especial: cada uno de los seres dotados de esta "similitud en los casos extremos" comporta diferentes "envolturas" correspondientes a los planos o modalidades de existencia incluidos en su naturaleza, y los "grados" en este caso no son simples "planos" de reencuentro; debido al hecho de que los elementos de los cuales están hechos estas "envolturas" se encuentran comprometidas en  síntesis específicas e individuales, no permanecen en el estado neutro e impersonal de los grados macrcósmicos, sino que están organizados de tal modo en cada ser que tienen de hecho una fisionomía particular en cada caso. Entonces, desde el punto de vista de los seres, uno solo puede hablar propiamente de "similitud" y no de "unidad" o de "identidad".

Así, en el fondo, el caso en el que Santo Tomás habla de "similitud" de ningún modo es el mismo que aquel en el que Dante habla de "continuidad", y la oposición que allí se quiere encontrar sería más de apariencia, al considerar el primero "seres" o "entidades", mientras que el segundo habla más bien de los planes generales de existencia correspondientes; Dante dice textualmente: en la jerarquía que hacen los grados".   

En Santo Tomás, a pesar de su posición exotérica, se encuentran menciones que no contradicen en nada, e incluso autorizan, la idea de la continuidad entre los grados de ángel y del hombre. Será por supuesto que la naturaleza compuesta del ser en el grado de la humanidad hace que el elemento angélico (o incluso divino) se vea impedido y obscurecido en buena medida, y que solo en casos completamente excepcionales el hombre podrá ser llamado "semejante" a los ángeles, lo cual se entiende en cuanto a la parte superior, intelectual del alma. Es así que San Gregorio ha podido decir que "el hombre tiene inteligencia como los ángeles" [homo habet commune cum angelis intelligere].

Por lo demás he aquí como concluye sobre esta cuestión el propio Santo Tomás: "es necesario pues responder que el hombre tiene en común con el ángel la facultad de intelegir, pero le falta no obstante la eminencia de éste... el intelecto del ángel es perfecto para las especies inteligibles conformemente a su naturaleza, pero el intelecto humano no lo es más en potencia para las especies de este modo" [respondeo dicendum quod homo quidem convenit cum angelis in intelligendo, deficit tamn ab eminentia intellectus eorum... intellectus angeli est perfectus per species intelligibles secundum wuam naturam, intellectus autem humanus est in potentia ad hujusmodi species] 

Centauro luchando contra un lápita (detalle del Partenon)

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