lunes, 28 de mayo de 2012

El Flamenco y el Kathak

El escritor y crítico flamenco Joaquin Albaicin, en su obra “En Pos del Sol. Los gitanos en la historia, el mito y la leyenda”, plantea la tesis del origen hindú del baile flamenco y de su estrecho parentesco - en el fondo lo mismo - con el estilo kathak del norte de la India. 

El kathak es una danza hindú milenaria que busca representar los movimientos de los dioses haciendo un uso intenso de expresiones faciales y movimientos rítmicos energéticos; su nombre significa “narrador de historias”, y se sabe que en la antigüedad, antes que se instituyese en espectáculo cultural un tanto supersticioso, sus bailarines y músicos vagaban errantes por el norte de la India iniciando a las poblaciones en el conocimiento de la mitología arya. 

Según Albaicin, el flamenco habría sido en sus inicios una danza ritual y sus movimientos un conjunto de alfabetos jeroglíficos de carácter iniciático.

Fue con la invasión de los musulmanes a la india en el siglo XI que los gitanos o pueblo de Rrom, descendientes de los clanes kashatriyas del norte de la India, decidieron marcharse al exilio y emigrar hacia tierras lejanas en el Oeste hasta arribar a la joven Europa. 

El nombre que decide adoptar este pueblo nómade como título de su clan - antes que el de gitano, que fue atribuido por los europeos - fue el de Rromane Chave o Rrom, cuyo origen deriva de los hijos de Rama, rey kshatriya anterior al ciclo de Krishna que gobernó el pueblo indio de Pendjan y que - al igual que ellos - también sufrió el exilio. 

Así pues, el primer bailaor flamenco habría nacido entre estos nómadas errantes y exiliados. Fueron luego las influencias bizantinas y otomanas las que le darían el aspecto estilístico que posee en la actualidad.            
* * *

"El flamenco – del que sólo pueden los investigadores empezar a reconocer algunas huellas en el siglo XVIII, precisamente a partir de la sedentarización forzosa de los gitanos dictada por Carlos III – se divulga muy tardíamente, empieza a comercializarse más tarde aún, y durante mucho tiempo es tenido despectivamente por los andaluces, que ahora se atribuyen su gestación, por algo propio de gente baja y, en particular, de gitanos.
La rigurosa verdad es que, hasta no hace mucho, el arte flamenco (como corresponde a todo aquello que es considerado mistérico, sagrado, propio de iniciados, de peligrosa e indeseable divulgación entre quienes no comparten con sus custodios una misma filiación espiritual) prácticamente no había sido visto ni escuchado por ojos u oídos de hembra o varón que no tuvieran sangre kalí en los vericuetos de los antebrazos, del mismo modo que el kathak (la danza del norte de la India más parecida al flamenco) nació como danza sagrada que sólo se bailaba en los templos y nunca fue interpretada fuera de los recintos sagrados hasta que los invasores musulmanes la convirtieran en su danza de corte.
Su carácter de danza ritual, aunque las razones de tal condición se hubiesen ya desdibujado mucho – adquiriendo naturaleza legendaria – entre los gitanos del siglo pasado, no puede serle negada al flamenco. Ni tampoco, para no incomodar a las instancias culturales que lo han querido instrumentalizar para presentarlo como un producto cien por cien español, puede esquivarse su definición de música exclusivamente tribal, autóctona de los gitanos de la Península Ibérica.
El flamenco, en suma, es básicamente el resultado del desgaste y la particular evolución que las líneas fundamentales del baile y la música tradicionales hindúes, conservadas en un círculo hermético, tuvieron en España. Y, contra lo que varios investigadores más bien duros de oído han apresuradamente sentenciado, es, en virtud de esa raíz común, primo – más o menos lejano, según los casos – de otros estilos musicales practicados por zíngaros de diferentes países. Muchos de los pasos de baile propios de – por ejemplo – los gitanos de Finlandia (que también son Kalé) pueden con todo rigor ser calificados de equivalentes a los pasos por bulerías, que – según nuestra opinión – tienen a su vez su origen en estilos hindúes como el  odissi, el bharata natyan o el kathak. El parentesco del flamenco con este último estilo es notorio, y lógico dados los avatares de la historia. La función de los bailarines y músicos errantes conocidos como kathak (“narrador de historias”) era, en la antigua India, iniciar a las poblaciones de las aldeas en el conocimiento de la mitología aria y familiarizarlas con sus leyendas. Con la llegada de los musulmanes en el siglo XI, los intérpretes de kathak se ven obligados a practicar su arte tan sólo en secreto, dado que el Islam considera sacrílega toda representación plástica de lo divino, y la representación de los dioses en forma humana es uno de los elementos esenciales del kathak. De ahí que la mayoría tuviera que ocultarse, que algunos buscasen refugio en cortes hindúes y que otros, seguramente, se uniesen al éxodo de los rajput de Prithviraj Chauchan, convirtiéndose en los primeros “bailaroes flamencos” de la historia.
Observando a los más grandes bailaores flamencos, me di cuenta de cómo las poses y ademanes clásicos del baile gitano, y no solo del específicamente flamenco (que es el que, con pronunciados trazos estilísticos, han desarrollado los gitanos de la Península Ibérica), tienen su referente mítico en ciertas familias de símbolos mistéricos: alfabetos sagrados de la Antigüedad remota (como el rúnico, el sánscrito y otros).
Me di cuenta de cómo, al ocultar y al mismo tiempo expresar un sentido sagrado, un misterio, forzosamente habría el baile nacido como danza ritual, como expresión religiosa de dicho misterio, como recreación – con el compás con el nexo conductor – de aquellos alfabetos. Y de cómo cada ademán clásica y genuinamente flamenco representa, en el baile, una runa – si se nos permite esta expresión – o letra y, por tanto, contiene – contuvo – un significado. Y de que el baile flamenco es un mensaje en clave, un código cifrado. Y de cómo las tablas de los escenarios se convierten, cuando un bailaor gitano las pisa, en el remedo ritualizado de aquellas estelas de piedra donde, en el pasado, fueron esos mismos alfabetos sagrados.  

No escribo desatinado por una fantasía desorbitada ni por afán de novelería. No hace falta que busquemos en los restos de ninguna cultura marginal del corazón de Australia o Brasil. Aún hoy, todos y cada uno de los movimientos de los bailarines y bayaderas de kathak, en la India, no pueden ser objeto de "actualización" estilística alguna, porque su único fin es el de reflejar con la máxima fidelidad posible los movimientos de los dioses.

Por supuesto que toda postura que el cuerpo humano adopte, ya en la danza, ya con motivo de cualquier otra actividad o deseo, es en cierto modo universal. De ahí que la danza en sí, y no el baile gitano o el indio en exclusiva, merezca en sus orígenes el calificativo de ritual. Pero esa antigua condición suya es más pronunciada en el baile gitano - porque es un baile tradicional - que en otros estilos de contemporánea acuñación nacidos para el puro ocio o - en el caso del rock´n´roll, por ejemplo - como vías de manifestación de un instinto artístico meramente profano."      




4 comentarios:

  1. Las fotos que ilustran sobre danza de la India pertenecen al estilo Odissi

    ResponderEliminar
  2. Eso confirma que el Internet no es confiable, salían en alguna página web sobre danza Kathak. ¿Y reconoce que no son del estilo Kathak por las posturas de las bailarinas o por el vestuario? Conoce alguna página web dónde pueda sacar imágenes de la danza Kathak?

    ResponderEliminar
  3. ESTIMADOS HERMANOS:
    Mis calumniadores con las bandas de secuestradores están improvisandome con la gente para implicarme denigrante en los delitos alternativamente con intuirme la mente por los vórtices virtuales que me exploran esotéricamente desde el año de 1,992.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

    ResponderEliminar
  4. ESTIMADOS HERMANOS:
    Solicito consagrarme divinamente por el Dios hindú Kamadeva para seducir parafílicamente y coitalmente dorsal a las esbeltas hechiceras hindúes y a la Diosa hindú Radhá como tambien a la hechicera hindú del avatar de la Diosa hindú Kalí denominada NANDU PARVATI DEVI DASI quien es la directora del templo de HARE KRISHNA de mi nacion Guatemala de la alianza cultural Vrindavan (mision Vrinda).

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

    ResponderEliminar