Este es el trailer del documental Baraka realizado por el cineasta Ron Fricke en el año 1992. Su estructura narrativa carece de guión y está conformada únicamente por imágenes, música y sonidos naturales o artificiales. En este documental se puede notar con claridad el fuerte contraste que existe entre el mundo moderno y el mundo tradicional, aparentemente imposibles de armonizar. El caos violento de la modernidad y su fealdad intrínseca frente al orden dócil y bello de lo tradicional. La palabra Baraka es de origen árabe y significa la "influencia espiritual" o bendición que recibe el neófito durante la iniciación.
Aquellos que están descontentos con sus vidas y con el mundo moderno podrán ceder, gracias a sus pasiones de insatisfacción, ante esas impresiones visuales maniqueístas que hacen las veces de argumentos, sin observar la realidad con imparcialidad, con sus pros y sus contras. El video selecciona escenas negativas del mundo moderno y escenas positivas del tradicional y las contrasta hábilmente, pero no realiza un contraste entre lo bueno del mundo moderno y lo malo del tradicional. He ahí un sesgo.
ResponderEliminarPara hacer un balance, un contra peso, yo me pondré al otro lado de la balanza:
En el viejo orden la esclavitud y la gleba existían, gracias a los principios humanitarios modernos fueron abolidas la esclavitud y la gleba. La mayor porción de la humanidad era esclava o sierva, y era la minoría la que no se encontraba sometida bajo ese yugo. Yo no quisiera vivir en un mundo de esclavitud.
En el viejo orden la ley juzgaba a hombres y a mujeres de modos diferentes, de suerte que no eran iguales ante la ley. A las mujeres se les prohibía expresamente el ingreso a las universidades, a las instituciones de educación superior, etc. Gracias a los principios modernos la ley se estableció con igualdad para mujeres y hombres, y a nosotras se nos dieron las libertades que merecíamos, como la de cursar estudios superiores. Gracias a la modernidad yo puedo estudiar filosofía ahora en lugar de ser una analfabeta y ama de casa.
En el viejo orden muchos seres humanos morían jóvenes y los niños eran presa fácil de las enfermedades. En muchas tribus que viven al estilo tradicional, además, los niños que nacen con discapacidades son matados o abandonados a su suerte. Gracias a los principios modernos hoy en día se encuentra prohibida y mal vista la matanza y el abandono de los niños con discapacidades. De no ser por la modernidad, algunos de mis amigos no hubiesen sobrevivido.
En el viejo orden, a aquel que no quería llevar una vida acorde a sus semejantes o que pensaba de modo diferente, corría el riesgo de ser matado, desterrado o encarcelado. Es probable que a mi me hubiesen lapidado, o algo similar, por gustar de las mujeres. Que me hubiese inflingido castigos terribles. Afortunadamente, gracias a los principios modernos se permite la libertad de pensamiento y acción.
Quien no desee participar de los principios modernos, puede no hacerlo. En el mundo moderno circulan libros de espiritualidad y autores como René Guénon, Shoun, Ananda Coonmaraswamy, Frithjof Schuon, etc. Así, cualquiera que lo desee puede llevar a cabo una vida espiritual meditativa con las mayores facilidades del mundo. Por el contrario, una persona que pertenece a una sociedad tradicional no puede oponerse al sistema.
Recordemos las hambrunas, guerras y terribles pestes de antaño. En el bello mundo tradicional existen torturas como la crucifixión, la lapidación, la hoguera, etc.…. Muy caritativas y metafísicas, desde luego.
De ahí que concluya que debemos rescatar lo bueno del ahora y lo bueno del antes. El mundo tradicional se caracteriza por su religiosidad y el moderno por su humanidad. Debemos rescatar de la modernidad los derechos humanos y del mundo tradicional la espiritualidad y realizar, así, una síntesis armónica y superior.
¡Ah! Me olvidaba de un punto crucial. En las sociedades tradicionales los matrimonios son arreglados por los padres o familiares. Gracias a los principios modernos yo puedo elegir con quien casarme o no casarme, y no tener que ser violada bajo el epíteto de matrimonio por un hombre que no me guste, ni quiera, ni haya elegido. ¡Imagínate que otros te elijan una mujer para que estés con ella de por vida!
ResponderEliminarA ver, vayamos por partes. El documental completo trata sobre la “evolución” que ha experimentado la humanidad y muestra, grosso modo, cómo eran los estilos de vida de las sociedades tradicionales primero y las sociedades modernas segundo. Si intención es, me parece, la de mostrar sí la fealdad intrínseca de la modernidad y el “caos organizado” en el que vivimos, cosa con la que yo estoy de acuerdo, por más que ciertas creaciones modernas sean buenas y ciertas creaciones tradicionales sean malas. ¿Tú no crees que la modernidad es fea? Lo del maniqueísmo tal vez se me pueda atribuir a mí, que soy al que le cuesta no ver en la modernidad – su intencionalidad – un fenómeno contrario a lo tradicional, pero el documental se limita a mostrar con imágenes una realidad de hecho. Son las imágenes hablando, y ya sabemos lo que se dice de ellas… que valen más que mil palabras! No sé si has visto el documental entero, si quieres te lo presto!
ResponderEliminarLa razón por la que me cuesta ver a la modernidad y a lo tradicional (sus expresiones artísticas, sociales, económicas, políticas, etc.) reconciliadas en una “síntesis superior” como dices, es porque cada una de ellas significa un modo de estar en el mundo que se fundamenta en principios diferentes. Es decir, son por ESENCIA antítesis, lo que no quita que cada una de ellas pueda tener expresiones contingentes buenas y malas en cualquiera de los dos casos. Los fundamentos principales de la modernidad, las ideas-clave que lo han formado, son anti-tradicionales y anti-metafísicas. Eso dice mucho. Y no solamente anti-tradicional sino que ahora con la post-modernidad se han vuelto contra-tradicionales. Estoy hablando, conste, de la esencia de ambas, de aquello que las nutre y por la cual subsisten (aunque lo moderno carece de esencia y principios porque es por naturaleza anti-metafísico. Se alimentó de lo tradicional en un primer momento y ahora que ya casi no queda nada está a punto de morir por inanición). Entonces, si es así la cosa como me parece que lo es, pues me cuesta mucho ver una probable reconciliación y síntesis superior entre ambas. A lo mucho podrá ocurrir un sincretismo grosero e inarmónico entre sus expresiones contingentes, pero eso no puede tomarse como una síntesis superior y armoniosa, la cual debe darse necesariamente en el dominio de la esencia o principios. Quiero dejar en claro que cuando hablo de lo tradicional y de lo moderno me refiero a su naturaleza esencial, a los “principios” que han dado forma a sus expresiones contingentes sociales, políticas, artísticas, etc. y no a estas últimas. Aunque la mayoría sean – obviamente – también condenables.
Ahora bien, las sociedades y políticas de corte tradicional se asemejan más - lógicamente - a los principios tradicionales que las sociedades y políticas modernas, por eso me parecen más bellas y ordenadas, porque son sagradas. ¿A ti no? Sé que no eres una persona muy propensa a los razonamientos generales y que prefieres centrarte en los detalles particulares, me parece habértelo escuchado alguna vez, pero debes saber que lo general se acerca más a lo universal que lo particular, de ahí que uno pueda conocer mejor las cosas mediante los razonamientos generales. ¿Los “tipos” no son acaso generalizaciones de personalidades que ayudan a la comprensión global de las cosas? ¿Y los arquetipos la universalización de lo general? Pues bien, creo que los tipos o arquetipos de lo tradicional y moderno son contrarios como el agua y el aceite.
Ya para terminar, estoy de acuerdo contigo que en el terreno contingente de las sociedades y políticas tradicionales ha habido cosas malas y viceversa con la modernidad, pero eso no quita que los “tipos” o “arquetipos” de ambas sean contrarios, enemigos. ¿Satán y Cristo, como entes o fuerzas separadas, dado que nos encontramos en un mundo dual, pueden realizar una “síntesis superior”? No, serán enemigos hasta el final de la Creación. Pues lo profano, que deriva de lo moderno, es Satán, y lo sagrado, que es tradicional, es Cristo. Yo creo que hay que luchar contra los “principios” de la modernidad que han afeado el mundo (su concepción de la belleza es triste, su arquitectura espantosa), debilitarlo para que poco a poco su influencia negativa desaparezca. Y con respecto a las cosas buenas de la modernidad como la abolición de la esclavitud física (¿y la esclavitud psíquica-sexual y consumista que, me parece, es peor?), la igualdad entre hombres y mujeres ante la ley (que ha terminado confundiéndose y convirtiéndose en una usurpación mutua de roles), la posibilidad de que las mujeres estudien (en las sociedades no semitas las mujeres eran las guardianas del conocimiento y en los esoterismo religiosos las mujeres recibían también la iniciación y el acceso al conocimiento universal), así como las demás que mencionas, pues a estas habría que imprimirles un sello tradicional y sacralizarlas, es decir, religarlas a un principio superior. Insisto en que varios de esos datos que mencionas son históricos y que por eso mismo no habría que tomarlos al pie de la letra (la historiografía prejuiciosa moderna). Como dije la vez pasada, aplaudo las cosas buenas de la modernidad, menos mal que existen, pero en esencia – que es lo más importante – la modernidad siempre será fea, anti-tradicional y contra-tradicional.
ResponderEliminarsaludos