jueves, 30 de mayo de 2013

Arthur Rimbaud, Una Temporada en el Infierno

"Heme aquí sobre la playa armoricana. Que las ciudades se iluminen en la noche. Mi jornada está hecha; dejo Europa. El aire marino quemará mis pulmones; los climas perdidos me curtirán. Nadar, triturar la hierba, cazar, fumar sobre todo; beber licores fuertes como el metal hirviente, - cómo hacían esos queridos antepasados alrededor de las hogueras.
Volveré con miembros de hierro, la piel sombría, el ojo furioso: por mi máscara, se me juzgará de una raza fuerte. Tendré oro; seré vago y brutal. Las mujeres cuidan a estos inválidos cuando vuelven de los países cálidos. Me mezclaré en los asuntos políticos. Salvado.
Ahora estoy maldito, la patria me horroriza. Lo mejor es dormir bien borracho sobre la arena."

"¿Conozco aún la naturaleza? ¿Me conozco a mí mismo? - No más palabras. Entierro a los muertos en mi vientre. !Gritos, tambores, danza, danza, danza, danza! No veo aún el momento en que, al desembarcar los blancos, caeré en la nada.
!Hambre, sed, gritos, danza, danza, danza,danza!"

"Voy a desvelar todos los misterios: misterios religiosos o naturales, muerte, nacimiento, porvenir, pasado, cosmogonía, nada. Soy maestro en fantasmagorías.
!Escuchad...!

!Poseo todos los talentos! - Aquí no hay nadie y hay alguien: no quisiera divulgar mi tesoro. - ¿Quieren cantos negros, danzas hurís? ¿Quieren? Fabricaré oros, remedios."

Rimbaud en Abisinia (Harar) 

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